Post by rea on Aug 22, 2013 18:34:45 GMT -6
Buenas noches.
Ser valiente
No es difícil ser valiente, sentirse valiente,
cuando todas las cosas nos van saliendo bien;
y aún tampoco es difícil sentirse valiente
mientras se está en la lucha.
Es que la lucha templa los aceros del espíritu.
Pero sentirse valiente en la derrota,
eso ya no es tan fácil.
Sentirse con ánimo de seguir adelante
cuando todo se derrumbó, cuando todo
salió mal, cuando todo se complica,
eso es propio solamente
de los verdaderos valientes.
Sentirse con fuerza y ánimo aún
en la propia derrota, eso está reservado
a los hombres auténticos, que han puesto
su confianza en Dios, que de la derrota
más humillante son capaces de hacer surgir
la más espléndida victoria.
No te olvides de que las grandes victorias
pueden estar muy cercanas a las grandes
derrotas; está en ti, en cada uno de nosotros,
y en Dios, el que la derrota se convierta en victoria.
Ser puente entre los hermanos
¡Señor!
Que yo sea puente entre los hombres para unir
a los jóvenes y a los adultos en el diálogo de la vida;
que yo sea el cemento armado, que, aunque frío
y sin vida, une ambos lados del río y a las vidas
que por él pasan.
Que yo sea más grande cuando mayores
son las distancias.
Que yo sea tan coherente que no quiera
no necesitar ser más puente.
Que yo sea el puente entre los hombres
y el infinito para que, al pasar por mí,
mis hermanos se detengan para contemplar
tu obra majestuosa.
Que yo sea un Padrenuestro Vivo:
la oración que une el cielo y la tierra.
Tal vez, Señor, yo sea un mundo hermano,
pero antes de eso, el mundo deberá saber que,
para conseguir amar, necesita hacer uso
de un puente que una a los hombres.
Que yo sepa afirmar mi pies en el lodo
que las aguas cubren, para poder tender
las manos a los que no saben caminar limpios,
ni pisar donde se hunde el pie.
Que nadie se preocupe de mis pies
que pisan el barro, para percibir que mis hombros
son pisados por aquellos que buscan el otro lado
de las cosas donde se encuentra el amor.
La conversación
¿Cómo es posible unirse íntimamente?
Es importante el intercambio sincero
de puntos de vista y de experiencias,
de sentimientos y de pensamientos.
De esta forma podemos iniciar
una conversación y continuarla.
La palabra es algo extraño.
Gracias a las palabras se puede
aprehender lo más profundo
de nosotros mismos y comunicárselo al otro,
y lo mismo puede hacer el compañero.
Habla tranquilamente acerca de esto y de lo otro,
del tiempo y de las cosas cotidianas.
Entonces deja que tu conversación
se canalice hacia asuntos más profundos,
hacia la búsqueda de un sentido
más profundo de todo lo que te ocurre.
Así podrás llegar a ser uno solo con más intimidad.
La palabra ha sido concedida a los hombres
para que puedan entrar en contacto íntimo
con sus semejantes, para que les sea posible
formar una comunidad, para que sean capaces
de encontrar con más intimidad
la misma longitud de onda.
En un cortocircuito, la palabra
que debería ser alegría, apoyo y consuelo
se convierte en un arma peligrosa.
Una palabra dura, una palabra agria
puede hacer daño en el corazón y dejar cicatrices.
Si eres creyente, con toda seguridad
podrás unirte el uno al otro si rezan juntos.
La Tierra es Celestial para todos los que
continúan siendo agradables con los demás,
que dejan espacio al compañero.
Espacio para su propio ritmo de vida,
para que él y ella puedan ser
él mismo y ella misma
Ser valiente
No es difícil ser valiente, sentirse valiente,
cuando todas las cosas nos van saliendo bien;
y aún tampoco es difícil sentirse valiente
mientras se está en la lucha.
Es que la lucha templa los aceros del espíritu.
Pero sentirse valiente en la derrota,
eso ya no es tan fácil.
Sentirse con ánimo de seguir adelante
cuando todo se derrumbó, cuando todo
salió mal, cuando todo se complica,
eso es propio solamente
de los verdaderos valientes.
Sentirse con fuerza y ánimo aún
en la propia derrota, eso está reservado
a los hombres auténticos, que han puesto
su confianza en Dios, que de la derrota
más humillante son capaces de hacer surgir
la más espléndida victoria.
No te olvides de que las grandes victorias
pueden estar muy cercanas a las grandes
derrotas; está en ti, en cada uno de nosotros,
y en Dios, el que la derrota se convierta en victoria.
Ser puente entre los hermanos
¡Señor!
Que yo sea puente entre los hombres para unir
a los jóvenes y a los adultos en el diálogo de la vida;
que yo sea el cemento armado, que, aunque frío
y sin vida, une ambos lados del río y a las vidas
que por él pasan.
Que yo sea más grande cuando mayores
son las distancias.
Que yo sea tan coherente que no quiera
no necesitar ser más puente.
Que yo sea el puente entre los hombres
y el infinito para que, al pasar por mí,
mis hermanos se detengan para contemplar
tu obra majestuosa.
Que yo sea un Padrenuestro Vivo:
la oración que une el cielo y la tierra.
Tal vez, Señor, yo sea un mundo hermano,
pero antes de eso, el mundo deberá saber que,
para conseguir amar, necesita hacer uso
de un puente que una a los hombres.
Que yo sepa afirmar mi pies en el lodo
que las aguas cubren, para poder tender
las manos a los que no saben caminar limpios,
ni pisar donde se hunde el pie.
Que nadie se preocupe de mis pies
que pisan el barro, para percibir que mis hombros
son pisados por aquellos que buscan el otro lado
de las cosas donde se encuentra el amor.
La conversación
¿Cómo es posible unirse íntimamente?
Es importante el intercambio sincero
de puntos de vista y de experiencias,
de sentimientos y de pensamientos.
De esta forma podemos iniciar
una conversación y continuarla.
La palabra es algo extraño.
Gracias a las palabras se puede
aprehender lo más profundo
de nosotros mismos y comunicárselo al otro,
y lo mismo puede hacer el compañero.
Habla tranquilamente acerca de esto y de lo otro,
del tiempo y de las cosas cotidianas.
Entonces deja que tu conversación
se canalice hacia asuntos más profundos,
hacia la búsqueda de un sentido
más profundo de todo lo que te ocurre.
Así podrás llegar a ser uno solo con más intimidad.
La palabra ha sido concedida a los hombres
para que puedan entrar en contacto íntimo
con sus semejantes, para que les sea posible
formar una comunidad, para que sean capaces
de encontrar con más intimidad
la misma longitud de onda.
En un cortocircuito, la palabra
que debería ser alegría, apoyo y consuelo
se convierte en un arma peligrosa.
Una palabra dura, una palabra agria
puede hacer daño en el corazón y dejar cicatrices.
Si eres creyente, con toda seguridad
podrás unirte el uno al otro si rezan juntos.
La Tierra es Celestial para todos los que
continúan siendo agradables con los demás,
que dejan espacio al compañero.
Espacio para su propio ritmo de vida,
para que él y ella puedan ser
él mismo y ella misma