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Post by rea on Mar 21, 2013 19:37:22 GMT -6
Me despierta el crujido de la seda liberando la piel efervescente, y entre mis dedos el temblor se enreda de una suave atrevida mano ausente. Dedos que saben recorrer caminos que ignora el más experto viajero, y en espiral de lentos remolinos fabrica el toque lánguido y certero. Y al arquear la espalda se endurecen las puntas de los senos, ofrecidos a invisibles amantes, que parecen quedar indiferentes o dormidos. Oh desnudez del vientre, suave y cálida, humedad de los muslos tentadora, línea de la cadera, curva y pálida… manos lejanas, ¿dónde estáis ahora? No me dejéis en soledad de tacto, que hay tristeza en placer sin asistencia; dadme la compañía y el contacto, aunque vengáis con vuestra inexperiencia.
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